lunes, 5 de mayo de 2014

Esta historia entre mis dedos

He estado en muchos lugares y he conocido a mucha gente. Algunas veces el viaje me duró más de la cuenta, otros me resultaron demasiado cortos y/o demasiado rápidos. Han sido tantos que ya muchos casi no los recuerdo. Pero otros se me quedarán grabados a fuego para siempre. Algunos de esos viajes no los llegué a terminar nunca, bien porque me resultaron muy aburridos o porque no fueron de mi agrado. Todos los viajes los hice sola, pero uno de ellos, lo hizo también mi mejor amiga y aún compartimos experiencias de ese viaje, comentamos acontencimientos y lo recordamos todo con bastante frecuencia.

Mi primer viaje serio fue durante una tarde, cuando tenía unos diez u once años. Fui testigo del secuestro de un niño en el día de nochebuena.

Uno de los primeros viajes importantes que recuerdo fue visitar a tres niños: dos chicos, uno de ellos en silla de ruedas, y una chica. Me enseñaron un jardín muy bonito en el que ellos se divertían y aprendían.

Durante mis años de instituto, conocí a una mujer treintañera, un poco rellenita, fumadora y con poca suerte en el amor. Con ella me reí de lo lindo, me lo pasé genial mientras me leía las páginas de su diario. Han sido tres en total, el último me lo leyó hace unos meses.

Uno de los viajes más largos que he hecho me llevaron hasta Mordor. Estuve rodeada de seres pequeños y comilones, humanos, elfos, enanos y unas criaturas tremendamente feas y asquerosas. Fue un viaje muy largo, que a punto estuve de abandonar y volverme a casa. Pero llegué hasta el final, y fue muy gratificante. Mi mejor amiga hizo el viaje varias veces, y aún hablamos de él.

Hace un año conocí a un asesino en serie llamado Dexter, que me tiene cautivada. Me gustaría ser tan pulcra y cuidada como él, aunque no tan sangrienta, claro. Aún no conozco toda su historia, estoy a la espera de que le apetezca terminarla conmigo.

He conocido gente muy variopinta, y con grandes historias a sus espaldas. Recuerdo aquella de un niño que se hizo amigo de otro que siempre vestía un pijama de rayas. Quería abrazar a esos niños todo el rato. También aquella mujer, comadrona, que me contó muchas historias de cuando ella era joven y el trabajo que realizaba en el Londres de los años 50. Un señor llamado Noah me contó una historia de amor preciosa, de las grandes, y él mismo era el protagonista.

He estado en muchos lugares: el cementerio de los libros perdidos, un colegio de magia, una ciudad en la que convivían humanos, vampiros y hombres lobo, el mundo de hielo bañado por la estrella azul, las calles de Manhattan (y sus tiendas de Jimmy Choo, Givenchy, Prada, Cartier,...) y una larga lista de lugares impresionantes (bueno, unos más que otros).



Lo mejor de todo, es que puedo volver a esos sitios, con esa gente, siempre que quiera, las veces que quiera y sin moverme del sillón de mi casa.


¡Hasta la próxima!


Libros a los que hago referencia y que pueden ser menos conocidos (o más difíciles de identificar en el texto):
.Noche de paz de Mary Higgins Clark.
.El Jardín Secreto de Frances Hodgson Burnett.
.La Sombra del Viento de Carlos Ruiz Zafón
.La Emperatriz de los Etéreos de Laura Gallego
.El Código Givenchy de Julie Kenner