domingo, 12 de abril de 2015

No somos más que gasas y betadine

El otro día me dijeron: "¿La enfermera qué hace? Pues echar betadine y poner gasas, ¿no?".

La verdad, no os miento, me sonó totalmente normal. Eso es lo que mucha, pero mucha mucha gente, piensa que hacemos las enfermeras. No nos ven más allá de echar betadine, poner tiritas o pinchar culos. Y ya está. Una carrera de tres años (ahora cuatro) con asignaturas en las que se estudian, por ejemplo, este tipo de cosas:

- Fundamentos de enfermería: ¿qué es una tirita y para qué sirve?

- Historia de la enfermería: ¿Cuándo se inventó la primera tirita y cómo era?

- Enfermería médico-quirúrgica: ¿Cómo aplicar correctamente el betadine en una herida?

- Enfermería comunitaria: ¿Cuándo y cómo pinchar un culo con distintas medicaciones?


Densos conocimientos para tres/cuatro años. Complicados y completos temarios, sin lugar a dudas.

No sé cómo a las personas que piensan así no les da vergüenza. A mí se me caería la cara de decirle a un policía que lo único que hace es poner multas. O a un psicólogo que sólo sabe tratar depresiones.
Me gustaría ver a toda esa gente a pie de cama en un hospital junto a un enfermo terminal y su familia. O verles acompañando a un paciente oncológico mientras le pasa el quimioterápico intravenoso. O conseguir razonar con un niño para que se deje poner las vacunas correspondientes.

Porque, lo quieran o no, la enfermería es mucho más de lo que se cree. La enfermería tiene un poquito de muchas otras ciencias, porque damos la cara, porque somos los que más tiempo pasamos con los enfermos, porque tenemos el privilegio y el deber de ser los encargados de promocionar y educar para la salud de las personas, porque las familias se apoyan en nosotros, porque nuestro trato es más cercano, porque estamos más que aleccionados para ver más allá de las enfermedades, para encontrar a la persona más allá del paciente.


Sin embargo, habrá que seguir luchando y levantando la cabeza y las manos para que se nos reconozca como lo que somos.