domingo, 25 de septiembre de 2016

Aquí estás de nuevo

Aún hoy puedo recordar perfectamente tu sonrisa. La curva que dibujaban tus labios cada vez que me veías. Como si yo mereceriera ese gesto, como si yo mereciera tu sonrisa, como si yo mereciera tu felicidad.

A veces te sigues colando en mis sueños. Es como si tuvieras tu lugar en ellos, aunque no debieras. Apareces de repente, inundando todo con tu luz, con tu alegría, a llenar de felicidad cada rincón.

Debería haberte olvidado ya. Es más, tú deberías haberme olvidado ya. No tendrías que seguir apareciendo en ningún lugar en el que pudiéramos encontrarnos. ¿Cuánto tiempo falta? ¿Cuándo terminarán de cerrar las heridas? ¿Cuándo se formará la cicatriz? ¿Dolerá más o dolerá como lleva doliendo desde la última vez?

Quizá no debería recordar nuestros momentos, ni siquiera los momentos que recuerdo observándote yo a ti, sin que tú lo supieras. Quizá debería seguir con la vida que ya tendría que tener más que hecha sin ti, sin tu recuerdo...

Déjame. Déjame que siga recordándote. Déjame que siga buscándote. Déjame que te siga queriendo. Da igual que ya nada sea igual, que ya nada sea posible. Un día lo fue y con eso me basta.

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