lunes, 28 de noviembre de 2016

Tu amiga soledad acompañada de oscuridad

¿Recuerdas? Hace ya mucho tiempo, aquellos tristes y desesperantes días quedaron atrás.

Nubes grises se mecían sobre tu cabeza día tras día. Cuando no podías hablar pero tampoco podías callar. Y gritabas, gritabas muy fuerte, pero nadie parecía escucharte. Demasiado ocupados con sus propias vidas, que se empeñaban en insistir que eran horribles y llenas de problemas. A ti, que dudaste saber qué era la felicidad.

Vivías en la oscuridad, no porque la luz te diera miedo, sino porque eras incapaz de llegar hasta ella. Aprendiste a vivir a oscuras, en soledad y en silencio. Tu silencio. Porque los gritos no daban tregua, siempre presentes, siempre acompañándote. Te acostumbraste al ruido, al infernal ruido que cernía tu vida. Mientras todos los demás disfrutaban del silencio, de la paz que les otorgaba el silencio del que tú carecías.

Los golpes que te asestaron, uno tras otro sin verlos venir una gran mayoría de veces. Llorabas lágrimas invisibles para los demás, lágrimas saladas que escocían tus mejillas que tiempo atrás habían olvidado a moverse para acompañar a una sonrisa.

La soledad era tu amiga, tu confidente, tu única compañía. A tu alrededor se apiñaban aquellos que decían conocerte, que afirmaban conocer tu historia, e incluso se llegaban a atrever a comentar que te entendían. Te entendían pero nada más. Ahí te quedabas tú, intentando salir del agujero como pudieras, y mientras trepabas por las paredes, nadie había en la cima para animarte y apoyarte en tu ascenso.

Así era tu vida.
Y mientras que los demás parecen no acordarse. Para ti sigue todo tan reciente, tan profundo y tan aferrado a ti, que tus pesadillas no han dejado de atormentarte todavía.

No hay comentarios :

Publicar un comentario