jueves, 6 de febrero de 2014

El banco

¿Ves ese banco?

Ése es el banco en el que la gente espera. Sí, justo ése de ahí es el tuyo. Siéntate.





Observas, sentado en el banco, la gente que va y viene. Unos solos, otros acompañados. 
Algunos encuentran otro banco y se sientan a esperar. Exactamente igual que tú. 

Los hay de todas las clases.
Para algunos, el banco es más cómodo, con un asiento más confortable, resguardado del frío, del calor, del viento. Otros, por el contrario, son mucho peores, sin respaldo, a la intemperie, viejos y rotos. Aún los hay peores, que ni siquiera disponen de banco y esperan en el suelo, el cual está aún más frío y sucio que los bancos anteriores. Pero centrémonos en el nuestro, que es un banco normal y corriente, ni muy cómodo ni muy incómodo, con su respaldo y bajo techo, por lo que está resguardado de la lluvia pero no del viento.






Algunas veces disponemos de libros o periódicos en los que nos mantenenos distraídos mientras pasa el tiempo. Otras veces alguien se sienta a nuestro lado y nos acompaña en la espera. Así se han hecho amistades de por vida e incluso se han forjado parejas, porque a veces la espera puede ser muy larga y difícil, y todos sabemos que las cosas, soportadas entre dos, son mucho más llevaderas. Lo malo de esto, es que muchos se levantan y se van antes que nosotros lo hagamos. No siempre porque haya llegado lo que o a quien esperaban, sino porque se han cansado y han decidido marcharse y no seguir esperando. Pero nosotros debemos seguir ahí, concienciados de que lo que esperamos va a llegar, aunque tarde más de la cuenta e incluso parezca imposible que lo haga. Más de una vez abandonamos bancos cuando el tren estaba entrando en la estación pero habíamos sido incapaces de verlo u oírlo. Alguna que otra vez también hemos abandonado un banco y hemos vuelto a él días, meses o años después a esperar a ese tren nuevamente, y es entonces cuando no nos marchamos y logramos estar ahí cuando llega.

Elegid bien el banco en el que os sentáis. Quedáos sentados, esperad el tiempo que haga falta, que si perdéis el tren no sea porque os habéis ido antes de que llegara por estar cansados de esperar.


Yo, por mi parte, estoy decidiendo si permanezco en este banco en el que me senté hace un tiempo o me levanto y busco otro banco en el que la espera vaya a ser más corta, aunque el banco sea más duro, incómodo y esté expuesto a la lluvia y el frío.



¡Hasta la próxima!

4 comentarios :

  1. Yo llevo tres años, 5 meses y 2 días en el mismo banco, lo que equivale a 524 días... y sigue sin llegar mi tren... :(

    El caso, jajajaja, que no te levantes hombre !!! Que las vistas desde aquí no son tan malas...

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  2. jajajaja Sí, creo que me voy a quedar sentadita que tiene que estar a punto de entrar en la estación ;)

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  3. Mi problema es que he cogido cariño a este banco y aunque una parte de mí ya quiere cambiar de vistas hay otra que tiene la ilusión de que el tren llegue.

    Muy buena entrada ^^ Qué bien escribes chica!

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  4. ¡Ay, muchas gracias! ^.^

    Sí, me imagino que habrá otra parte de ti que ya por "cabezonería" quiere seguir esperando hasta poder coger el tren. ¡Que tarde o temprano tiene que ocurrir!

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