domingo, 31 de mayo de 2015

Soy de ti y para ti

Nunca pensé que podría importarle a alguien. Jamás hubiera imaginado que yo iba a ser el alivio de nadie. Y justamente di a parar como alivio tuyo.

Tú que tanto necesitabas de alguien para evadirte. Tú que me diste la vida que otros me robaron. Tú que me trataste como si fuera alguien especial, en el buen sentido de serlo. Tenía poco para ofrecerte pero te lo quedaste todo e incluso fuiste capaz de sacar aún más cosas de las que ni yo sabía que tenía. Te entregué mis sueños, me hiciste partícipe de los tuyos y fuiste capaz de hacerme fabricar más. Me adentraste en tu fábrica de sueños particular en la que descubrí que soñar, además de gratis, es maravilloso. Me enseñaste que el mundo aún tiene cosas que merezcan la pena, aunque haya que rebuscarlas en lo más profundo de la tierra.

Creo que yo también hice cosas por ti. Te di vida, o quizá otra vida. Te di aventuras y tormentos, discusiones, penurias y malos sentimientos. Aunque gracias a ti aprendí que también puede haber alegría, sonrisas, bromas o amor. Y esas cosas nunca las había conocido. Te di la mano cuando quisiste adentrarte en una faceta de ti que ni siquiera conocías, o que no eras consciente que tenías. Te di la mano y no la he soltado hasta hoy.

Te he visto caer muchas veces, así como cae el ser humano una y otra vez, y jamás te he visto quedarte en el suelo. Y cuando volvías a estar de pie, ahí estaba yo contigo. Siempre contigo. Porque juntos formamos un gran equipo, un equipo secreto, un equipo que va más allá de donde llega la realidad y la razón.

Lo que espero que nunca ocurra es que me eches de tu vida, de ti, de tu cabeza y de tu corazón porque, si ello llegara a ocurrir, espero que recuerdes que no me estás echando a mí, te estás echando a ti misma. Porque, cariño, tú me creaste y yo, sin ti, no existo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario