miércoles, 13 de junio de 2018

El cuento

Había una vez, en un país muy lejano, una pequeña princesita a la que le encantaba cantar. Siempre iba cantando allá donde fuera. Vivía en un gran castillo que se encontraba en un precioso bosque en el que habitaban miles de animalitos. La pequeña princesa solía salir a pasear, cantando canciones y visitando a sus amigos del bosque, mientras un espléndido sol brillaba en el cielo, otorgando al lugar una luz especial.

La vida de la princesita era muy especial. Pasaba mucho tiempo paseando por el bosque. Solía ir a visitar a su amigo el gusanito de seda, el cual estaba muy triste porque de mayor soñaba ser una gran y colorida mariposa y los demás gusanitos se reían de él. La princesita entonaba sus canciones para reconfortarle. 
También iba a jugar frecuentemente con su amigo el cervatillo, el cual a veces estaba también triste porque a su papá murió a manos de un cazador y ahora sólo tenía a su mamá. La princesita le cantaba al cervatillo canciones alegres para que no estuviera triste. 
Otras veces iba a la madriguera de su amiga conejita, que vivía con su mamá conejo y su papá conejo. La mamá conejo había estado enferma desde que conejita nació y nunca había podido tener más conejitos, así que papá conejo y conejita ayudaban y acompañaban a mamá conejo como la gran familia que eran, demostrándose su amor constantemente. La pequeña princesa adoraba cantar con conejita.
Así, la pequeña princesa pasaba los días, visitando a unos y otros amigos. entonando canciones. 
Sin embargo, hubo un día en el que la princesita no pudo cantar, pues no fué capaz de hacerlo. Las hadas del bosque dijeron que el problema estaba en que su hada madrina la había abandonado. La princesita esperó y esperó, pero su hada madrina nunca volvió. Tras un tiempo, la princesita se recuperó y volvió a cantar, incluso aprendió nuevas canciones.

Por otro lado, la vida en el castillo era difícil. En él vivía una malvada bruja que sumía todo el castillo de oscuridad, ocasionando llantos y sufrimiento a los que vivían en el castillo y a los que lo visitaban. El padre de la princesita quiso luchar contra ella pero nunca consiguió ganar la batalla, aunque siempre se preocupaba de hacer feliz a la pequeña princesita y a la princesita bebé que acunaba en sus brazos. Aún así, la princesita no dejaba de cantar, daba igual cuanto llorara que volvía siempre a entonar sus canciones. 

Un día, en el silencio de la noche, la princesita se despertó por un gran resplandor que sólo duró unos instantes, pero que se llevó a la malvada bruja para siempre. La gente no podía creerlo, parecía un milagro. Pero la princesita siempre pensó que su hada madrina se la había llevado con ella para volverla buena y que formara parte de las hadas del reino del cielo.




 
 Este cuento es real. Esa princesita existe pero no lleva corona.

Aún me sorprende que gente que me conoce bien, desde hace años, que sabe ciertas cosas de mi vida privada y de la gente cercana a ella, me diga que vivo en otro mundo. Quiero dejar claro que no tenéis ni puta idea. Sé de sobra que los animales no hablan, que no llueve purpurina, que cantando no se solucionan los problemas, que ningun príncipe va a venir a rescatarme de las garras de una malvada bruja, como tampoco va a venir ningun hada a hacer realidad mis sueños, que hay que trabajar y ganarse el pan, que hay que luchar por lo que uno quiere y que no siempre puede conseguirse, que hay responsabilidades para toda la vida y que los problemas vienen y no podemos hacer más que vivir con ellos y tratar de solventarlos si es posible. Pero también sé que sólo tenemos una vida y que de cada uno depende el vivirla feliz, con ilusión y con sueños. Sé que no pasa nada por no conseguir aquello por lo que hemos luchado porque siempre vendrán nuevas cosas por las que luchar y que merezcan también la pena. Sé que el pasado forma parte de nosotros mismos, de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos. Un tal Rafiki dijo una vez que "el pasado puede doler pero que puedes huir de él o aprender". Yo elijo aprender. No hay nada que haga más a una persona que las vivencias que va teniendo.

¿Cuál es tu cuento?

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